La diabetes, una de las enfermedades crónicas más prevalentes en el mundo, afecta a millones de personas y genera un impacto significativo en la salud pública. En España, se estima que cerca de 6 millones de personas viven con diabetes. Esto representa aproximadamente el 15 % de la población adulta, siendo una de las tasas más altas de Europa. Además, se calcula que alrededor del 30% de los casos no están diagnosticados, lo que subraya la importancia de la detección temprana y el acceso a cuidados adecuado.
Mito 1: “Si tomo mucho azúcar, seguro que voy a tener diabetes”
Lo cierto es que es fácil pensar que la diabetes está directamente relacionada con comer dulces, pero la realidad es más compleja. Cuando comemos, los alimentos se convierten en glucosa, que es la principal fuente de energía del cuerpo. La insulina es la encargada de llevar esa glucosa a las células para que se use como energía. En las personas con esta patología, el principal problema es que este proceso no funciona bien: el cuerpo no produce suficiente insulina o no la usa correctamente, lo que hace que los niveles de azúcar en sangre aumenten.
Mito 2: “Nadie en mi familia tiene diabetes, así que no tengo por qué preocuparme”
Seguro que si tienes algún familiar diabético te has preguntado si tú también puedes desarrollar la enfermedad. Es cierto que, si tienes familiares cercanos, como padres o hermanos, con diabetes, el riesgo de padecer la enfermedad es mayor. Esto se debe a que los factores genéticos juegan un papel en el desarrollo de la diabetes. Sin embargo, otros muchos desencadenantes de la enfermedad no son genéticos y gran parte de las personas con diabetes no tienen familiares que padezcan la enfermedad.
Mito 3: “La diabetes se puede prevenir»
Aunque no siempre se puede prevenir, en la mayoría de los casos, sí se pueden mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad. ¿Y cómo podemos hacerlo? Es fundamental variar determinados hábitos de vida. Así, conviene mantener un peso saludable, adoptar una alimentación equilibrada, hacer ejercicio regularmente y controlar el estrés, eliminar el tabaco y el alcohol, dormir las horas necesarias, mantener una hidratación diaria adecuada y realizarnos los chequeos médicos necesarios.
Mito 4: «La insulina crea dependencia»
Este es un falso mito extendido, pero lo cierto es que la insulina no causa dependencia. Según la American Diabetes Association (ADA) y la Sociedad Española de Diabetes (SED), a veces se piensa que usar insulina «hace flojo al páncreas», pero esto es un mito. En realidad, cuando el páncreas ya está fallando, la insulina inyectada lo alivia en lugar de deteriorarlo más. Por eso, el tratamiento con insulina es fundamental para controlar los niveles de azúcar en sangre en personas con diabetes tipo 1, y también en algunos casos de tipo 2. Su objetivo es prevenir complicaciones graves, no generar adicción.
Mito 5: «Las personas con diabetes no pueden hacer ejercicio»
Nada más lejos de la realidad. Hay, de hecho, deportistas de elite que son diabéticos, como es el caso del exfutbolista del Real Madrid Nacho Fernández. Las personas con este problema sí pueden y deben hacer ejercicio. De hecho, la actividad física es fundamental para controlar los niveles de glucosa en sangre. El ejercicio regular mejora la sensibilidad a la insulina, lo que ayuda a que el cuerpo use la glucosa de manera más eficiente.
Eso sí, las personas diabéticas deben tener ciertas precauciones cuando hacen ejercicio. Es importante estar atentos a los niveles de glucosa antes, durante y después de hacer ejercicio, ya que la actividad física causa fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre. (Hola.com).