Hay ocasiones en las que la vida nos da un revés. La estabilidad se desmorona y todo cambia de golpe, lo que trae como consecuencia que la mente quede atrapada en un torbellino de incertidumbre. Se pasa del todo a la nada. De la cima al vacío, de la rutina al caos, de la seguridad a la desesperanza, lo que puede dejar cicatrices profundas en nuestro bienestar emocional.
¿Cómo enfrentamos el vértigo de perderlo todo? ¿Cómo recomponemos los pedazos de nuestra identidad cuando el mundo que conocíamos deja de existir? Queremos explorar las consecuencias psicológicas de las crisis laborales y personales que nos hacen caer en picado, y cómo el renacer puede surgir incluso en los momentos más oscuros.
Afrontar un momento complicado
La primera pregunta que nos hacemos es cómo afecta psicológicamente a una persona la pérdida repentina de estabilidad económica o profesional. “La pérdida repentina de estabilidad económica o profesional va a afectar a cada persona de un modo singular, particular a cada uno. Hay muchas variables, grados de preocupación y los sentimientos y las emociones pueden ir de un cierto temblor frente a la incertidumbre a angustias paralizantes”, nos comenta Clémence Loonis, psicoanalista de Grupo Cero, que apunta que, en su opinión, el sujeto sano tendrá la capacidad de sustituir, de no quedarse fijado en la pérdida. “Por eso, en todos los casos, no hay que esperar a encontrarse frente a una pérdida para ocuparse de su salud mental, porque una buena salud mental permite adaptarse a los cambios incluso a los más drásticos”, sugiere.
Las emociones que afloran cuando hay una crisis
Las personas que transitan por estas circunstancias afrontan emociones diversas. Tristeza, incertidumbre, miedo, ira, ansiedad… Es algo que sucede, por ejemplo, cuando el problema está relacionado con una crisis en el ámbito laboral. “Encontrarse en una situación de desempleo puede acarrear repercusiones negativas sobre todos los aspectos de nuestra vida y no es sólo un problema económico”, indica la experta.
Manejar la sensación de fracaso
¿Cómo se puede manejar la sensación de fracaso o impotencia? “Las personas deben saber ganar y también perder. Es decir que la sensación de fracaso o de impotencia forma parte de la vida de cualquier ser humano. No detenerse en ella será la respuesta más inteligente. Y como sabemos que solo no se puede, acudir al profesional adecuado será la mejor opción”, sugiere la experta.
La importancia de cuidar la salud mental y recuperar la autoestima
De lo que no cabe ninguna duda es que es fundamental atender la salud mental cuando atravesamos crisis personales o económicas. Y para ello, en muchas ocasiones, hay que recurrir a la búsqueda de ayuda profesional. Todo ello para tratar de reconstruir la autoestima y la confianza en uno mismo tras tocar fondo. “La autoestima y la confianza en uno mismo son el resultado de una labor tanto psíquica como material. Lo que conviene es movilizar nuestra energía psíquica, es decir, ponerla a trabajar. Donde más se gana en confianza es realizando, trabajando, haciendo, construyendo con otras personas”, sugiere Clémence Loonis.
Gestionar el estrés y la ansiedad
Nos planteamos también qué estrategias pueden ayudar a gestionar el estrés y la ansiedad en momentos de dificultad. “Primero hay que saber que se puede vivir sin estrés y sin ansiedad, pero para ello hay que aprender a esperar y no adelantarnos a los hechos. La vida no podemos controlarla ni adiestrarla, ni a nosotros mismos. El ser humano es un animal lleno de sorpresas y además la vida se hace mucho más interesante si nos dejamos sorprender. Buscar el control a toda costa nos impide disfrutar de la vida, sufrimos de ansiedad y eso acelera el envejecimiento.
¿Y qué papel juega el apoyo social en la superación de periodos complicados? Lo cierto es que las relaciones sociales son un elemento esencial para salir de nosotros mismos, evitar la soledad, establecer o mantener lazos amistosos, amorosos, así como compartir conversaciones, momentos de diversión… En el caso de que no nos sintamos con fuerzas o que no sea posible, hay opciones. “Mucha gente tiene dificultad en sus relaciones sociales y a veces es un lugar de discordia. Así que un buen apoyo es la escucha de un psicoanalista, que no juzga, sino que levantará los obstáculos”, nos cuenta.
Fortalecer la resiliencia
Como hemos anticipado, llega en estos momentos el turno de la resiliencia. ¿Cómo podemos fortalecerla para afrontar mejor los momentos de crisis? “Hacemos hincapié en este saber: solo no se puede. Frente a la adversidad, a pérdidas, amenazas, a un gran nivel de angustia, problemas de salud, financieros o laborales, la resiliencia es la capacidad de sobreponernos a esas circunstancias difíciles”, explica la psicóloga, que añade que ser resiliente es una posibilidad para todos, y el grado de salud mental habla de esa posibilidad.
Desterrar los pensamientos negativos
Por último, es importante también tener claro cómo afectan los pensamientos negativos y el autosabotaje en el proceso de recuperación emocional. “Ese tipo de pensamientos no es un buen camino para una recuperación emocional. Primero, hay que averiguar con ayuda cómo hemos llegado a tener esos pensamientos. ¿Por qué caemos en esa actitud de autosabotaje? ¿Quizá una culpa nos impide avanzar? Ponerse piedras en el camino es algo bastante común pero no entra en la normalidad del ser humano”, concluye. (Hola.com).