Leer es un placer que, además, puede proporcionarnos muchos beneficios. Nuestro cerebro es, no hay duda, un gran beneficiado del hecho de abrir un libro y sumergirse en las historias que en él se narran. Y teniendo en cuenta el avance de las enfermedades neurodegenerativas, no es una recomendación baladí. Tanto es así que desde Ace Alzheimer Center Barcelona remarcan la importancia de contar con hábitos de lectura para estimular y preservar la función cognitiva y prevenir así el Alzheimer y otras formas de demencia.
Una recomendación que no debe caer en saco roto sobre todo si tenemos en cuenta que la demencia representa uno de los desafíos de salud más importantes en los próximos años. Según estimaciones de Alzheimer Europe, en el año 2050, unos 1,7 millones de españoles padecerán algún tipo de demencia, lo que representa casi el 4 % de la población, más del doble que el registrado en 2018 (1,83 %).
Como decíamos, la lectura no solo es un placer para la mente, sino que se trata de una de las actividades más beneficiosas para la salud, pues no podemos perder de vista que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales. Así, en concreto, ayuda a ejercitar la concentración, la atención, la memoria y la capacidad de visualización, actuando, así como un escudo protector contra el deterioro cognitivo. Son numerosas las fuentes científicas y las instituciones que respaldan esta conexión, incluyendo el revelador análisis titulado El hábito de la lectura como factor protector de deterioro cognitivo.
Sin duda, como anticipábamos, nuestro cerebro es el gran beneficiado de la lectura. Para mejorar sus funciones e incrementar la rapidez de respuesta, necesita que lo mantengamos activo y que lo ejercitemos. Por esto, una de las mayores aportaciones que nos brinda la lectura es que nos ayuda a incrementar nuestra reserva cognitiva, un concepto clave en este contexto, que explica cómo el cerebro puede compensar y tolerar mejor los cambios ocasionados por determinadas patologías, permitiendo que las personas mantengan sus habilidades cognitivas a pesar de los cambios en el cerebro asociados con la edad o enfermedades neurodegenerativas.
Hay otro aspecto destacado también no solo en el campo de la prevención, sino también del tratamiento de las demencias. La lectura puede ser útil también para ayudarnos a tratar por ejemplo el Alzheimer y mejorar la calidad de vida de las personas que ya lo padecen. ¿De qué forma? Ayuda a los pacientes en el trabajo del lenguaje y la memoria y contribuye significativamente a conservar las funciones cognitivas. Para ello, América Morera, responsable de la Unidad de Atención Diurna de Ace Alzheimer Center Barcelona, aconseja fomentar el hábito de leer en voz alta con los pacientes y resalta: “Es importante adaptar las lecturas a las necesidades e intereses de cada paciente para conseguir que esta actividad les resulte atractiva e incluso les permita recordar aspectos o emociones vitales». (Hola.com).