En su agenda en La Guajira “La Energía de Nuestra Gente”, el ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, propuso una iniciativa clave para fortalecer la transición energética del país: incluir a las comunidades indígenas como miembros de las juntas directivas y accionistas de los grandes proyectos eólicos y solares que se desarrollan en esta región del Caribe colombiano.
“Lo que las comunidades piden, con toda razón, es ser escuchadas, participar, y que parte de esa riqueza se quede en sus territorios. Por eso, he propuesto que las comunidades indígenas sean parte de las juntas directivas y también accionistas de los proyectos eólicos y solares que se están construyendo en La Guajira”, expuso el ministro Palma.
El planteamiento representa un giro histórico en el modelo de desarrollo energético del país, poniendo en el centro del debate a las comunidades, desde los territorios. Esta visión se alinea con el mandato del presidente Gustavo Petro de avanzar hacia una Transición Energética Justa (TEJ) que no solo cambie la matriz energética, sino que corrija inequidades, repare históricas exclusiones y fortalezca la democracia territorial.
“No puede ser que por encima de una casa que no tiene energía pase una línea de transmisión”, apuntó el ministro, en alusión directa a la desconexión entre el desarrollo energético y la realidad de las comunidades locales.
En esa misma dirección, y como parte de la implementación de la política pública del Gobierno nacional sobre transición energética, el Ministerio de Minas y Energía anunció la conformación de la primera instancia territorial de diálogo y seguimiento a la TEJ, un espacio participativo e inédito en Colombia.
Esta instancia está actualmente integrada por 38 autoridades y líderes representativos de 431 comunidades indígenas wayuu, ubicadas en las áreas de influencia de los proyectos de Fuentes No Convencionales de Energía Renovable (FNCER) y Líneas de Transmisión (LT), que impactan directamente a los municipios de Uribia, Maicao y Albania.