La Sala de Reconocimiento de la JEP imputó crímenes de guerra y de lesa humanidad a cuatro antiguos integrantes del Bloque Magdalena Medio (BMM) de las extintas Farc-EP. Los halló responsables, en el marco del Caso 01, por los secuestros y otros crímenes cometidos durante las privaciones de la libertad en Santander y algunas zonas de Norte de Santander, Antioquia, Bolívar, Boyacá y Cesar.
Los imputados son: Erasmo Traslaviña Benavides, conocido en las extintas Farc-EP como ‘Jimmy Guerrero’; Pedro Trujillo Hernández, conocido como ‘Alberto Cancharina’; Jairo Reinaldo Cala Suárez, conocido como ‘Jairo Quintero’ o ‘Jairo Mechas’; y Fabio Gil Forero, conocido como ‘Norbey Narváez’. Hoy los cuatro imputados están sometidos a la JEP y cumplen sus compromisos con el Acuerdo Final de Paz. Solo Gil Forero había sido procesado por la justicia ordinaria.
Estos comparecientes son llamados a reconocer responsabilidad por los crímenes de guerra de toma de rehenes y crímenes cometidos contra las personas secuestradas como homicidio, tortura, tratos crueles, atentados contra la dignidad personal, violación y violencia sexual, y desplazamiento forzado. También se les atribuyen crímenes de lesa humanidad de graves privaciones de la libertad y otros crímenes contra las personas secuestradas como desaparición forzada, asesinato, tortura, otros actos inhumanos, violación y violencia sexual y desplazamiento forzado. Por su gravedad, estos crímenes no pueden recibir amnistía o perdón judicial.
Para imputar a los máximos responsables regionales o partícipes determinantes de estos hechos, la Sala de Reconocimiento de Verdad realizó una minuciosa contrastación. Este proceso incluyó el análisis de informes de la Fiscalía, de las víctimas y de organizaciones de la sociedad civil. Además, recibió las versiones de 46 comparecientes del Bloque Magdalena Medio y evaluó las observaciones de 29 víctimas a lo dicho por los comparecientes ante la JEP.
Ese proceso de contrastación permitió determinar que estos excombatientes ejercieron liderazgo o fueron determinantes a la hora de materializar la política de secuestro del secretariado de la antigua guerrilla. Es decir, tenían control sobre su tropa y la potestad de imponer disciplina a sus subalternos. Por ello, la Sala de Reconocimiento de Verdad los encontró responsables tanto por las órdenes que dieron para cometer secuestros y asesinatos, como por no controlar a la tropa, cuando esta maltrató a quienes estuvieron en cautiverio.