Una de las pacientes es la señora María Irene Vargas, de 77 años quien ingresó al servicio de urgencias por un Lumbago no especificado según refiere su historia clínica, el 5 de octubre de 2019 y en toda su estancia no ha recibido la compañía de algún familiar. La segunda anciana es Blanca Rocío Díaz Álzate, una mujer de 71 años quien fue llevada a urgencias el 3 de noviembre del mismo año, diagnosticada con Síndrome de Dificultad Respiratoria del Adulto, y a la fecha a estas dos mujeres quienes son madres y seguro abuelas, se encuentran solas, en un abandono tal, que ha sido necesario apoyarlas con implementos de aseo, suministrarles alimentación, pero sobre todo el apoyo psicológico y emocional por parte del equipo interdisciplinario de la institución.
Para María Irene ya suman más de 230 y para Blanca Rocío, más de 200 días sumidas en la soledad, la incertidumbre y el riesgo de permanecer tanto tiempo en una institución de salud aun después de haber recibido el alta médica. Pese a que se encuentran en buen estado y recibiendo toda la atención integral por parte del cuerpo médico, de especialistas y asistencial y notificar a todos los órganos de control y autoridades pertinentes, no existe hoy una luz que pueda aclarar la sombría situación en la que se encuentran estas dos ancianas.
Son dos mujeres que pasaron navidades y fin de año solo con la compañía de las enfermeras, auxiliares, médicos y especialistas, dos mujeres que ven pasar los días y los meses más duros para el sector salud sin recibir una llamada de aliento, de esperanza y de amor por parte de su familia.
Todos los intentos institucionales por contactarlos han resultado en vano y en desalientos para María Irene y Blanca Rocío quienes ven pasar los días en la soledad de sus habitaciones y recibiendo los cuidados cada vez más estrictos debido a su edad y los riesgos que en este tiempo de pandemia sufren las instituciones de salud.
Hacemos un llamado a su familia, a las autoridades de salud y a las administraciones local y departamental para que les tiendan la mano a estas dos abuelitas que tanto necesitan sentir que no son seres olvidados y echados a su suerte.
Desde la Clínica Integral de Emergencias Laura Daniela, seguirán haciendo todos los esfuerzos necesarios y acudiendo a los estamentos de protección de los derechos humanos para que estas dos ancianas puedan ser restituidas al seno de sus familias y que les sea garantizada una buena calidad de vida.