Foto: Tomada internet
Las autoridades informaron que al menos 119 personas murieron en una serie de redadas realizadas el martes en Río de Janeiro, lo que la convierte en la operación policial más letal en la historia de la segunda ciudad más grande de Brasil.
Los operativos, realizados antes del amanecer, tenían como objetivo a líderes del notorio Comando Vermelho (Comando Rojo), uno de los grupos criminales más grandes del país que opera en numerosas favelas de las colinas de Río.
Felipe Curi, secretario de la Policía Civil del estado de Río de Janeiro, confirmó la cifra total durante una conferencia de prensa el miércoles. Precisó que entre los fallecidos había cuatro policías.
El gobernador de Río, Claudio Castro, había informado inicialmente el martes que había 64 muertos, antes de reducir la cifra a 58 el miércoles temprano. La Defensoría Pública del estado, un organismo independiente, indicó más tarde que había contabilizado 132 muertes.
Los tiroteos con fuerzas policiales fuertemente armadas se extendieron hasta la tarde del martes a lo largo de calles densamente pobladas, mientras algunos miembros de bandas levantaban barricadas improvisadas con autos incendiados. Se vio a policías agrupando a jóvenes sin camisa antes de detener a más de 80 de ellos.
A lo largo del día, unos 2.500 policías, apoyados por 32 vehículos blindados, ejecutaron órdenes de arresto en las favelas del norte de Río.
Los intensos enfrentamientos armados estallaron pocos días antes de que la ciudad costera se prepare para albergar eventos previos a la COP30, antes del inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebrará este año en Brasil.
Las autoridades locales han intensificado repetidamente los esfuerzos para combatir el crimen organizado antes de grandes eventos celebrados en Río, que en años recientes fue sede de los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol. Pero la magnitud y el nivel de destrucción de la operación del martes superaron con creces las acciones policiales anteriores, incluso en una ciudad con una larga historia de violencia sangrienta entre bandas y fuerzas de seguridad.
El estallido de violencia en Río ocurre en el contexto de mayores esfuerzos para combatir el crimen organizado en Brasil y en toda la región. Las ejecuciones extrajudiciales de presuntos narcotraficantes —una práctica habitual en la ciudad— también están generando un creciente escrutinio, mientras el presidente Donald Trump ordena al ejército estadounidense destruir embarcaciones que, según él, trafican drogas desde Venezuela y otros países latinoamericanos. Esos ataques han provocado un aumento del número de muertos en el Caribe y frente a la costa del Pacífico sudamericano. (Bloomberg).
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